“En política, las palabras son hechos, tienen su propia densidad física y sus efectos pueden ser beneficiosos o catastróficos”.
"En el curso de mi vida a menudo me he tenido que comer mis palabras, pero debo confesar que es una dieta sana". Winston Churchill.
POR RAFAEL MÉNDEZ
Periodista-ex diputado
Los estrategas mercadológicos recomiendan, o más bien advierten, que antes de anunciar la colocación de un producto o servicio en el mercado se debe asegurar que los mismos estarán en los puntos de venta a donde el público acudirá a adquirirlo.
Esto que para muchos tratadistas es una elemental, pero fundamental, recomendación o estrategia de mercadeo, busca evitar que el potencial cliente se sienta timado, estafado o engañado cuando acuda a los lugares de venta y no encuentre el producto o servicio que “con bombos y platillos” se había anunciado que se estaría en el mercado.
Por extensión, esta advertencia, o estrategia mercadológica, es válida para los políticos, sobre todo para los políticos que desempeñan puestos públicos porque, como recomienda el abogado, político y escritor español Nicolás Sartorius y Álvarez, “en política, las palabras son hechos, tienen su propia densidad física y sus efectos pueden ser beneficiosos o catastróficos”.
Y Winston Churchill, uno de los más grandes estadistas del pasado siglo, advirtió que “la política es la habilidad para predecir lo que va a pasar mañana, la próxima semana, el próximo mes y el año que viene. Y también el tener la capacidad de explicar después por qué no sucedió»; en otra expresión famosa dijo que "en el curso de mi vida a menudo me he tenido que comer mis palabras, pero debo confesar que es una dieta sana".
Volviendo al profesor Nicolás Sartorius y Álvarez
En su libro “Manipulación del Lenguaje”, que tiene como subtítulo “Breve Diccionario de los Engaños”, Sartorius y Álvarez de las Asturias Bohórquez, conocido como Nicolás Sartorius, advierte que “no es verdad, por tanto que, como se dice vulgarmente, “las palabras se las lleva el viento…"
“Muy al contrario, son como rocas o piedras que pueden provocar auténticos aludes o sostener sólidas arquitecturas políticas… Existe, sin duda, un hilo invisible entre las palabras y la movilización de las conciencias que puede originar pequeños o grandes cambios".
“Por esa razón, quien controla la difusión, la transmisión o la comunicación de las palabras tiene un gran poder…. Por esa razón, cuanto más se manipula el lenguaje mayor es el deterioro de la democracia cuya fortaleza radica en la transparencia, en la claridad y en la verdad…Ahora vivimos en democracia…pero no por ellos estamos vacunados contra la manipulación del lenguaje, una de los más peligros y sutiles de dominar a las personas”
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