Robert
Nesta Marley, mejor conocido como Bob Marley, fue un cantautor y compositor
nacido en Jamaica, el cual citó una frase con la cual quizás, nunca creyó que
iba a definir el mundo de hoy: “No van a extrañar el agua hasta que se seque el
pozo”.
Esta
frase del dirigente de la banda musical The Wailers, nos
crea suma preocupación, precisamente en el actual mes de marzo, donde el
territorio dominicano está sedeado por una de las más terribles sequías. Las
autoridades de agricultura y de salud, posiblemente, han decidido no hacer presencia
sistemática en los medios de comunicación sobre el tema para no alarmar a la
comunidad, pero la verdad es que, en este país ni las presas libres, ni los
presos presos tienen agua. Las urbanizaciones y plazas de clase media tienen
que autoabastecerse y todos los dominicanos padecen sed.
Los
barrios están siendo asistidos por camiones, tanques-cisternas, sólo visto en
aquellos años donde Jacinto Peynado ayudaba a los barrios pobres de aquellas
décadas pasadas, donde los recibían en cubetas y botellones. No tenemos agua,
es la realidad y hasta a los ricos en poco tiempo les faltará. El asunto es
que, no trabajamos antes para el futuro y es hoy el duro presente.
Los
israelíes, desde mucho antes de ser proclamada en 1948 su nación, fueron al
futuro y pensaron en la necesidad de valorar el más preciado de los líquidos:
el agua. He aquí algunas pinceladas que debemos recordar:
En el
año 1937 se creó la fundación Mekorot. Diversos ciudadanos judíos se reunieron
para un concepto muy definido de agua y surge la fundación de referencia.
tarde, son esos mismos judíos quienes transportaron agua a gran escala desde el
valle Jezreel al sur de Nazaret. En el año 1939, los judíos demostraron su gran
avance en el manejo integrado de los recursos hídricos.
Ese
proyecto de tomar agua salada del mar y convertirla mediante procedimientos en
agua dulce de excelente calidad data desde junio de 1964, cuando el presidente
Lyndon B. Johnson conversa por primera vez con el ministro israelí Levi Eshkol
sobre el tema de desalinización.
Da
gusto visitar a Bonaire en las Antillas Holandesas y ver las plantas
modernísimas, donde Israel convierte en aguas dulcísimas la muy salada del mar.
Hoy
dejo dos desafíos a mis lectores:
Respetar, valorar y
controlar el uso del agua porque si no lo hacemos por disciplina lo tendremos
que hacer como un castigo.
Luchemos como
dominicanos por crear alternativas modernas para la sustentación y presencia
del agua en nuestro país.